1950 hs.
Salón de ensayos del Auditorio del Estado.
Miguel Ángel entra al salón de ensayos con unos audífonos blancos, tarareando una canción que no logro identificar. Le pido que guarde silencio y me hace un gesto de “No te entiendo, traigo unos audífonos y no te puedo escuchar.” Eleva el sonido de su tarareo y se sienta a mi lado.
Miguel Ángel: (Quitándose uno de los audífonos, hablando en voz muy alta.) ¿Entonces estudias en Puebla?
Jorge: No. Shhhh.
Miguel Ángel: ¿No qué?
Jorge: Shhh. Están en ensayo.
Miguel Ángel: Ay ya sé. (Se pone el audífono. Cambia la canción, sonríe y muy emocionado comienza a tararear. Jorge le toca el brazo para que se calme. Miguel Ángel se quita un audífono.) Oye, fíjate que… (Jorge le toca el brazo para que baje la voz. Miguel Ángel continúa susurrando.) Que hubo un error en el registro de los cheques de comida. Lo voy a tener que volver a hacer. Bueno, ya lo hice, ya sólo me tienen que firmar. (Saca unos papeles y los entrega a Jorge, le entrega además una pluma y señala a uno de los bailarines.) Yo antes era bailarín. (Silencio.)
Jorge: Ya firmé, ¿qué más hago? ¿Qué es lo que estaba mal?
Miguel Ángel: Es que yo ya había escrito el nombre de… (Jorge le toma del brazo para que baje la voz.) Yo ya había escrito el nombre de Pieter y él lo volvió a escribir.
Jorge: Te dije que sobraba uno. (Jorge revisa el documento. Miguel Ángel se lo quita de las manos, lo guarda.)
Miguel Ángel: No sobraba, había uno repetido. (Se levanta.) Ya se acabó el ensayo.
Jorge: No sé. Emio sabrá.
Miguel Ángel: Ya son las ocho, la camioneta ya está esperando. Les voy a decir que ya se les acabó el tiempo.
Jorge: No los interrumpas ahorita, espérate tantito.
Miguel Ángel: Así es esto Jorge, yo ya fui anfitrión el año pasado de un grupo de danza también muy importante y así se hace, los tienes que interrumpir porque si no se siguen.
Jorge: Emio ha estado revisando su reloj. Seguro sabe cuándo parar.
Miguel Ángel: No Jorge, esto es así, créeme. Yo ya fui anfitrión, tú de esto no sabes, te lo digo yo que ya fui anfitrión el año pasado de un grupo igual de importante.
Jorge: Y te lo digo yo que soy licenciado en teatro, no puedes interrumpir un ensayo así, te esperas a que haya una pausa, no me interesa de quién hayas sido anfitrión el año pasado, este año eres anfitrión de Emio y no lo vas a interrumpir así. (Eupremio y sus bailarines, quienes no habían dejado de bailar en todo ese rato, se detienen y forman un círculo. Miguel Ángel se acerca a ellos, les hace una señal.)
Eupremio: Ya terminamos. ¿Ya es hora?
Miguel Ángel: Yes mister Emio, your car is here. But don’t worry you have 15 minutes of tolerance. (Regresa al lado de Jorge.) Así es como los debes interrumpir.
Jorge: Ay tú de esto sí sabes. (Jorge apunta algo en su libreta, guarda sus cosas y sale.)
2145 hs.
Restaurante del Hotel.
Hago un repaso de todo lo que sucedió en el día y un breve resumen en la libreta que me dieron en las oficinas del cervantino en la Ciudad de México. Reviso las actividades de mañana. Me interrumpe el mesero para preguntar si ya sé qué es lo que quiero o si seguiré con mi vaso de agua gratuito. Leo el menú, confirmo que no lograré cenar más que una rebanada de pastel. Mis $125 pesos volaron en la comida que no comí. Recuerdo la comida que no comí en mi habitación y pido la rebanada de pastel que incluye café. Termina mi día.
Jueves 11 octubre 2007
0850 hs.
Recepción Holiday Inn Express Guanajuato.
Tengo la impresión de que 2007, con letra, se escribe separado, ahora entiendo al empleado del aeropuerto, quien no quiso arriesgarse y decidió escribir “dos cero cero siete”.
Los técnicos salen hacia el Teatro Juárez para iniciar el montaje. La camioneta llega muy puntual.
0936 hs.
Oficinas del FIC
Con el sweater lleno de yogurt lyncott camino por los pasillos del hotel. Llego a las Oficinas a investigar qué se debe hacer para tener gafete. María de Jesús me dice que vaya a un lado de la recepción, ahí me tomarán la foto y me darán mi gafete amarillo, ¿o es verde? Me doy cuenta que tengo el sweater sucio. Le digo que las personas de la oficina de acreditación me mandaron con ellos y que no pretendo estar dando vueltas por todas partes. “A ver, voy contigo.”
Llevo más de veinte minutos tratando de conseguir mi acreditación. Arturo Encalada[1] me manda un mensaje que dice “Ya llegué a Guanajuato, estoy en la recepción del hotel.” Me doy cuenta que Emio debe estar ya camino a su entrevista. Confío en que Miguel Ángel resolvió a tiempo, como prometió, el transporte para el coreógrafo.
1014 hs.
Recepción del Hotel.
Con gafete amarillo o verde, espero a que Arturo Encalada termine de asignar cuartos a los de su grupo. Veo el reloj, me doy cuenta que falta poco más de cuatro horas para que lo bailarines salgan al Auditorio del Estado para volver a ensayar. Me emociona la idea de ver otro de sus ensayos. Espero, me distraigo, espero, me aburro. Ha pasado una hora y me pregunto cómo he sido tan paciente. Decido ir a preguntar si estará listo el transporte para ir al ensayo. Pieter ha solicitado ensayar lo más pronto posible en el espacio. Les resolvieron ensayar en el Auditorio de 1500 a 1730 y en el Teatro Juárez a partir de las 1800 hs. Se necesita, entonces, de una camioneta que lleve a los bailarines del hotel al salón de ensayos a las 1430 hs. y de una camioneta que vaya por ellos al auditorio a las 1730 y los lleve al teatro para regresar por ellos más tarde y llevarlos al hotel.
1130 hs.
Hormiguero gigante.
Siempre me han parecido interesantes los hormigueros, me pregunto cuántas hay y cómo le hacen para… “Si metes la mano se te puede llenar de hormigas.” Me quedo en silencio pensando qué puedo contestarle al anfitrión, evidentemente extranjero, quien interrumpió mis pensamientos para hacerme una advertencia absurda, como si una mano cupiera por el agujero de un hormiguero y como si alguien a mi edad pensara en meter la mano en el hormiguero. Me quedo en silencio pensando qué cosa puedo contestar sin sonar grosero, sarcástico o mal educado, me quedo en silencio tanto tiempo que el anfitrión sonríe con inseguridad y se mete a la casita que coordina los transportes de los participantes.
Confirmo que el transporte de las 1430 hs. esté programado. Me dicen que Miguel Ángel solicitó una camioneta para Emio Greco, recuerdo que ayer se utilizaron dos solicito un transporte más, especifico “Compañía Emio Greco Pc” y solicito, además, dos camionetas más a las 1730 que nos lleven del auditorio al Teatro Juárez.
1345 hs.
Holiday Inn Express
Atravieso la recepción del hotel corriendo, debo llegar lo más pronto posible al lento restaurante para poder pedir algo de comer y lograr ingerirlo a tiempo. En el camino me encuentro a Miguel Ángel, lo saludo y me ignora, me acerco a él para preguntarle algo y se pone a arreglar unos folletos que no necesitan ser arreglados y finge no verme. Siento pereza y me voy. Justo cuanto voy saliendo me detengo para avisarle que pedí el transporte. Se asusta, como si le hubiese avisado que tenía una tarántula en el cuello.
Miguel Ángel: ¿Para qué hiciste eso? Yo ya lo había hecho.
Jorge: Sí, vi que habías pedido transporte para Emio, pedí el de los bailarines, ellos salen del hotel.
Miguel Ángel: (Alterado, regañando.) No Jorge, no. El transporte de Emio no lo ves tú, ese lo pido yo directo con el chofer de Emio. Ya había pedido el transporte para los bailarines y ahora va a haber dos, ya se duplicó.
Jorge: Pues hablamos y cancelamos uno.
Miguel Ángel: Yo lo veo, ahorita voy yo con los de transporte y lo arreglo, ya no te preocupes, tú nada más preséntate aquí a la hora de la salida, ya no hagas nada. (Hablando solo.) Ya se repitió el transporte, pero si ya lo había pedido yo…
Jorge: No veo porqué es un gran problema, se resuelve con una llamada y ya. Tranquilo.
Miguel Ángel: Ya, ya, ya, yo lo arreglo.
Jorge: Como quieras, voy a comer. Bye.
Siento pena y pereza por un momento. Me pregunto cómo es que la gente se estresa tan fácilmente. Me acuerdo de mis años de preparatoria y de los días en que necesitaba demostrar competencia, eficacia, prestancia y/o experiencia y terminaba actuando como alguien histérico, incompetente, ineficaz e inexperto. Dejo de sentir pena y siento ternura por el adolescente de 21 años con quien me tocó trabajar y me doy cuenta que si bien somos igual de inexpertos, por lo menos yo lo acepto y no estoy peleado con eso.
[1] Anfitrión de Teatro Mlandisko.
Salón de ensayos del Auditorio del Estado.
Miguel Ángel entra al salón de ensayos con unos audífonos blancos, tarareando una canción que no logro identificar. Le pido que guarde silencio y me hace un gesto de “No te entiendo, traigo unos audífonos y no te puedo escuchar.” Eleva el sonido de su tarareo y se sienta a mi lado.
Miguel Ángel: (Quitándose uno de los audífonos, hablando en voz muy alta.) ¿Entonces estudias en Puebla?
Jorge: No. Shhhh.
Miguel Ángel: ¿No qué?
Jorge: Shhh. Están en ensayo.
Miguel Ángel: Ay ya sé. (Se pone el audífono. Cambia la canción, sonríe y muy emocionado comienza a tararear. Jorge le toca el brazo para que se calme. Miguel Ángel se quita un audífono.) Oye, fíjate que… (Jorge le toca el brazo para que baje la voz. Miguel Ángel continúa susurrando.) Que hubo un error en el registro de los cheques de comida. Lo voy a tener que volver a hacer. Bueno, ya lo hice, ya sólo me tienen que firmar. (Saca unos papeles y los entrega a Jorge, le entrega además una pluma y señala a uno de los bailarines.) Yo antes era bailarín. (Silencio.)
Jorge: Ya firmé, ¿qué más hago? ¿Qué es lo que estaba mal?
Miguel Ángel: Es que yo ya había escrito el nombre de… (Jorge le toma del brazo para que baje la voz.) Yo ya había escrito el nombre de Pieter y él lo volvió a escribir.
Jorge: Te dije que sobraba uno. (Jorge revisa el documento. Miguel Ángel se lo quita de las manos, lo guarda.)
Miguel Ángel: No sobraba, había uno repetido. (Se levanta.) Ya se acabó el ensayo.
Jorge: No sé. Emio sabrá.
Miguel Ángel: Ya son las ocho, la camioneta ya está esperando. Les voy a decir que ya se les acabó el tiempo.
Jorge: No los interrumpas ahorita, espérate tantito.
Miguel Ángel: Así es esto Jorge, yo ya fui anfitrión el año pasado de un grupo de danza también muy importante y así se hace, los tienes que interrumpir porque si no se siguen.
Jorge: Emio ha estado revisando su reloj. Seguro sabe cuándo parar.
Miguel Ángel: No Jorge, esto es así, créeme. Yo ya fui anfitrión, tú de esto no sabes, te lo digo yo que ya fui anfitrión el año pasado de un grupo igual de importante.
Jorge: Y te lo digo yo que soy licenciado en teatro, no puedes interrumpir un ensayo así, te esperas a que haya una pausa, no me interesa de quién hayas sido anfitrión el año pasado, este año eres anfitrión de Emio y no lo vas a interrumpir así. (Eupremio y sus bailarines, quienes no habían dejado de bailar en todo ese rato, se detienen y forman un círculo. Miguel Ángel se acerca a ellos, les hace una señal.)
Eupremio: Ya terminamos. ¿Ya es hora?
Miguel Ángel: Yes mister Emio, your car is here. But don’t worry you have 15 minutes of tolerance. (Regresa al lado de Jorge.) Así es como los debes interrumpir.
Jorge: Ay tú de esto sí sabes. (Jorge apunta algo en su libreta, guarda sus cosas y sale.)
2145 hs.
Restaurante del Hotel.
Hago un repaso de todo lo que sucedió en el día y un breve resumen en la libreta que me dieron en las oficinas del cervantino en la Ciudad de México. Reviso las actividades de mañana. Me interrumpe el mesero para preguntar si ya sé qué es lo que quiero o si seguiré con mi vaso de agua gratuito. Leo el menú, confirmo que no lograré cenar más que una rebanada de pastel. Mis $125 pesos volaron en la comida que no comí. Recuerdo la comida que no comí en mi habitación y pido la rebanada de pastel que incluye café. Termina mi día.
Jueves 11 octubre 2007
0850 hs.
Recepción Holiday Inn Express Guanajuato.
Tengo la impresión de que 2007, con letra, se escribe separado, ahora entiendo al empleado del aeropuerto, quien no quiso arriesgarse y decidió escribir “dos cero cero siete”.
Los técnicos salen hacia el Teatro Juárez para iniciar el montaje. La camioneta llega muy puntual.
0936 hs.
Oficinas del FIC
Con el sweater lleno de yogurt lyncott camino por los pasillos del hotel. Llego a las Oficinas a investigar qué se debe hacer para tener gafete. María de Jesús me dice que vaya a un lado de la recepción, ahí me tomarán la foto y me darán mi gafete amarillo, ¿o es verde? Me doy cuenta que tengo el sweater sucio. Le digo que las personas de la oficina de acreditación me mandaron con ellos y que no pretendo estar dando vueltas por todas partes. “A ver, voy contigo.”
Llevo más de veinte minutos tratando de conseguir mi acreditación. Arturo Encalada[1] me manda un mensaje que dice “Ya llegué a Guanajuato, estoy en la recepción del hotel.” Me doy cuenta que Emio debe estar ya camino a su entrevista. Confío en que Miguel Ángel resolvió a tiempo, como prometió, el transporte para el coreógrafo.
1014 hs.
Recepción del Hotel.
Con gafete amarillo o verde, espero a que Arturo Encalada termine de asignar cuartos a los de su grupo. Veo el reloj, me doy cuenta que falta poco más de cuatro horas para que lo bailarines salgan al Auditorio del Estado para volver a ensayar. Me emociona la idea de ver otro de sus ensayos. Espero, me distraigo, espero, me aburro. Ha pasado una hora y me pregunto cómo he sido tan paciente. Decido ir a preguntar si estará listo el transporte para ir al ensayo. Pieter ha solicitado ensayar lo más pronto posible en el espacio. Les resolvieron ensayar en el Auditorio de 1500 a 1730 y en el Teatro Juárez a partir de las 1800 hs. Se necesita, entonces, de una camioneta que lleve a los bailarines del hotel al salón de ensayos a las 1430 hs. y de una camioneta que vaya por ellos al auditorio a las 1730 y los lleve al teatro para regresar por ellos más tarde y llevarlos al hotel.
1130 hs.
Hormiguero gigante.
Siempre me han parecido interesantes los hormigueros, me pregunto cuántas hay y cómo le hacen para… “Si metes la mano se te puede llenar de hormigas.” Me quedo en silencio pensando qué puedo contestarle al anfitrión, evidentemente extranjero, quien interrumpió mis pensamientos para hacerme una advertencia absurda, como si una mano cupiera por el agujero de un hormiguero y como si alguien a mi edad pensara en meter la mano en el hormiguero. Me quedo en silencio pensando qué cosa puedo contestar sin sonar grosero, sarcástico o mal educado, me quedo en silencio tanto tiempo que el anfitrión sonríe con inseguridad y se mete a la casita que coordina los transportes de los participantes.
Confirmo que el transporte de las 1430 hs. esté programado. Me dicen que Miguel Ángel solicitó una camioneta para Emio Greco, recuerdo que ayer se utilizaron dos solicito un transporte más, especifico “Compañía Emio Greco Pc” y solicito, además, dos camionetas más a las 1730 que nos lleven del auditorio al Teatro Juárez.
1345 hs.
Holiday Inn Express
Atravieso la recepción del hotel corriendo, debo llegar lo más pronto posible al lento restaurante para poder pedir algo de comer y lograr ingerirlo a tiempo. En el camino me encuentro a Miguel Ángel, lo saludo y me ignora, me acerco a él para preguntarle algo y se pone a arreglar unos folletos que no necesitan ser arreglados y finge no verme. Siento pereza y me voy. Justo cuanto voy saliendo me detengo para avisarle que pedí el transporte. Se asusta, como si le hubiese avisado que tenía una tarántula en el cuello.
Miguel Ángel: ¿Para qué hiciste eso? Yo ya lo había hecho.
Jorge: Sí, vi que habías pedido transporte para Emio, pedí el de los bailarines, ellos salen del hotel.
Miguel Ángel: (Alterado, regañando.) No Jorge, no. El transporte de Emio no lo ves tú, ese lo pido yo directo con el chofer de Emio. Ya había pedido el transporte para los bailarines y ahora va a haber dos, ya se duplicó.
Jorge: Pues hablamos y cancelamos uno.
Miguel Ángel: Yo lo veo, ahorita voy yo con los de transporte y lo arreglo, ya no te preocupes, tú nada más preséntate aquí a la hora de la salida, ya no hagas nada. (Hablando solo.) Ya se repitió el transporte, pero si ya lo había pedido yo…
Jorge: No veo porqué es un gran problema, se resuelve con una llamada y ya. Tranquilo.
Miguel Ángel: Ya, ya, ya, yo lo arreglo.
Jorge: Como quieras, voy a comer. Bye.
Siento pena y pereza por un momento. Me pregunto cómo es que la gente se estresa tan fácilmente. Me acuerdo de mis años de preparatoria y de los días en que necesitaba demostrar competencia, eficacia, prestancia y/o experiencia y terminaba actuando como alguien histérico, incompetente, ineficaz e inexperto. Dejo de sentir pena y siento ternura por el adolescente de 21 años con quien me tocó trabajar y me doy cuenta que si bien somos igual de inexpertos, por lo menos yo lo acepto y no estoy peleado con eso.
[1] Anfitrión de Teatro Mlandisko.
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