Sunday, April 20, 2008

DIARIO DE UN ANFITRIÓN Cervantino (11)

2200 hs. “Vamos a la fiesta.”
2200 hs. Inicia desmontaje.
Los más pronto posible salimos del teatro. Los felicito por un excelente trabajo. Carlos Clavería nos avisa que estamos invitadísimos a la fiesta de clausura, le digo que me siento un poco cansado como para ir. Él dice “Hay que salir un poco, no todo es trabajo trabajo.” Yo no tengo nada que decirle.
Nacho Sánchez nos encuentra en el restaurante, nos pregunta qué hacemos ahí y nos dice que la fiesta es también cena y que nos apuremos a llegar. La compañía toma sus cosas y cupones y salen del lugar, yo me excuso con algún pretexto inventado y digo que no iré. Carlos dice, “Pero que eres parte de la compañía. Sal un rato.” Nacho me guiña un ojo y dice “Vete a la fiesta, tú tranquilo, que ya me he enterado de todo lo que pasó.” Yo le digo que preferiría hablar con él y él dice que mañana podremos hacerlo que me vaya tranquilo, ya pasó todo, ¿viste?
Camino al hotel alcanzo a la compañía, quienes van lento por culpa de sus maletas de vestuario. Me ven llegar y Nico dice “Vamos a la fiesta. Dejamos las cosas en el hotel y nos vamos.” Suzan me toma de los hombros y me dice “Tequila.” Siento unas ganas impresionantes de ir a la fiesta pero algo me dice que no me dejarán pasar. Digo que estoy muy cansado y que no quiero ir. No deseo comentarles que la directora del festival es una persona con educación nula e intentó sacarme del teatro, que se trata de una persona sin una pizca de cultura y que se cree por encima de las personas sólo porque organiza un festival de danza del cual yo jamás había escuchado.
Prefiero que se queden con una buena idea de ella. No quiero agrandar las cosas. Deseo que su impresión sobre María no sea mala. Pero de nada sirven mis deseos cuando la directora aparece muy mal vestida, brinca enfrente de ellos y dice “taraaaaan” levantando las manos como si fuese un mago que acaba de aparecer frente a un grupo de niños no mayores de seis años. Viste una minifalda de mezclilla horrenda con unas medias de red, playera del Festival de la Danza negra deslavada y una cola de caballo. Declara que se cambió para la fiesta, que es su party look o un término similar que yo no diría jamás. Considero que decir algo negativo sobre ella, a los de la compañía, en ese momento sería como hacer leña del árbol caído.
Los bailarines insisten en que vaya con ellos. Mis ganas de ir son cada vez mayores y acepto. María dice “Si quieren, él (señala a alguien que viene con ella.) puede llevarse sus cosas al hotel y así nosotros nos vamos directo a la fiesta.” Cuando dice fiesta levanta las manos y mueve las caderas, como si no nos quedara claro aún qué cosa se hace en una fiesta. Habla en italiano o francés con Emio en el camino. Cuando llegamos a la fiesta (manos levantadas, movimiento de cadera.) le dice a los hombres de la entrada que no me dejen pasar, que tengo prohibido el acceso y los amenaza con quitarles el empleo si me ve adentro.
Regreso al restaurante, me siento con Nacho Sánchez. Me pregunta asombrado qué hago ahí y le explico que no dejaron pasar, que siendo que María no había podido sacarme del teatro me sacó de la fiesta para no quedarse con las ganas. Nacho se sorprende.
Nacho: ¿De cuál teatro te quiso sacar?
Jorge: Ay Nacho, ¿no que ya sabía lo que había pasado?
Nacho: Supe que María, al momento que te conoció, llamó a México para que cambiaran al anfitrión, pero es todo lo que supe. De eso, a negarte la entrada a un evento hay un abismo de diferencia.

Platico con Nacho sobre lo que ocurrió. Declara que le parece una falta de respeto enorme todo lo que ha pasado. Revela que él también cree que soy una persona verde para este empleo, que al principio tuvo sus dudas con respecto a trabajar conmigo, pero que decidió darme y darse una oportunidad. Confiesa que no aprueba en absoluto lo ocurrido y que es además una falta de atención hacia Emio porque en estos momentos yo soy gente de Emio, yo soy parte de la compañía y le negó la entrada a un invitado de Emio. Me conmueve lo que dice, no la parte de estar muy verde, sino la otra y pido unas enchiladas potosinas para cenar, como si San Luis Potosí fuese una ciudad hospitalaria.
No sé qué hora es, hablo con Mariana, me dice que no me preocupe, que María está loca. Sé que lo está y sé que Mariana sabe que lo está y sé que Nacho ahora sabe que María es una persona errada, pero ¿alguien se lo ha dicho a María? Me molesta escuchar una y otra vez lo mal que está María y lo poco que debe importarme lo que esa mujer crea y me molesta escucharlo porque ciertamente me importa poco lo que la mujer crea y ciertamente sé que está mal, pero ella no lo sabe porque nadie se lo dice. Y yo, una vez más sin crédito. 200 pesos vuelan cuando uno no está en su región y habla con gente que no es de su región.
Termino mi día en la habitación 409, hablando con mis padres. La compañía en la fiesta tomando tequila.