Tuesday, February 05, 2008

DIARIO DE UN ANFITRIÓN Cervantino (5)


Recepción del Holiday Inn Express.

Miguel Ángel copia de algún lugar el nombre de Pieter Scholten, lo escribe en una de sus tantas hojas de control de cheques de comida y le pide a Pieter que firme. Pieter se esfuerza por entender quién es él y qué es lo que debe hacer. Escribe su nombre en la hoja, firma y acepta el talonario que el anfitrión de Guanajuato le ofrece. Miguel pide a cada uno de los viajantes que hagan lo mismo; escriban su nombre y firmen. Veo por accidente, o por chismoso, ambos motivos son válidos, su registro y me doy cuenta que lleva doce firmas hasta ese momento.
Jorge: Oye todavía falto yo por firmar y ya llevas doce. Te sobra uno. Si quieres te ayudo a revisar quién sobra.
Miguel Ángel: No me sobra uno. (Con aire de suficiencia.) De hecho me falta alguien.
Jorge: Sí, yo. Yo soy el anfitrión de Emio Greco. Conmigo somos doce.
Miguel Ángel: (Con una sonrisa ácida.) No, me falta uno más de la compañía, tú no firmas en esta hoja. (Como maestra.) Tú firmas en otra parte. Me falta uno de la compañía. Pregunta si quieres y vas a ver que sí falta alguien más.
Jorge: No, ya te firmaron todos. (Jorge revisa la hoja. Miguel se la quita de las manos.)
Miguel Ángel: (A María de Jesús.) ¿Verdad que él firma en otra parte?
María de Jesús: Él es el anfitrión, dale cheques de anfitrión y que te firme ahí.
Miguel Ángel: Bueno, por esta ocasión. (Se dirigen a los sillones. Se sientan. Miguel le da la hoja y una pluma a Jorge.) Pon tu nombre y firma aquí. (Le entrega cinco talonarios con $125 pesos cada uno.)
Jorge: Miguel Ángel necesito saber si ya está arreglado el transporte para…
Miguel Ángel: Ya está. A las cuatro vienen las camionetas. (Miguel se levanta.) Nos vemos aquí en el lobby.
Jorge: A las tres y media… cuarto para las cuatro para revisar unas cosas.
Descubro que la habitación de Eupremio está en el primer piso, al igual que la mía y concluyo que sería una buena opción intercambiar cuarto con Pieter. Eupremio tiene una suite y nadie más tiene un cuarto similar, él no se puede mover, debe permanecer en el primer piso. Pieter y yo tenemos habitaciones exactamente iguales, yo estoy en el primer piso. Pieter desea estar en el primer piso. María de Jesús me mira molesta cuando le digo mi plan con todas sus premisas y conclusiones y me dice desesperada que eso no se puede hacer, que la mía es una habitación de anfitrión y la de Pieter es una suite de participante, aunque sean completamente iguales.

1530 hs.
Restaurante del Hotel.

Descubro que el restaurante no es tan barato como para poder comer y cenar con $125. El servicio no es muy bueno y la comida tarda horas en llegar. Me es imposible comer y debo pedirlo todo para llevar. Recuerdo que Miguel Ángel me recomendó hacer eso y comerla en el ensayo y pido a Dios que él no tenga pensado hacer eso, me daría mucha pena estar en el salón de ensayos con alguien comiendo al lado mío con ruidos y olores de alimentos.
Llevo la comida a mi cuarto, pienso en comerla más tarde. Arreglo mi mochila, meto libreta, bitácora, papeles y libros.

1545 hs.
Recepción del Hotel.

Los empleados del hotel y yo. Miguel Ángel no llega.

1550 hs.
Recepción del Hotel.

Uno por uno, llegan los bailarines, Carlos Clavería y uno de los técnicos, el del problema de envío.
Carlos: Jorge, que me voy a ir con ustedes al estudio, los dejo instalados y me voy a buscar una casa de cambio y un negocio de mensajería. ¿Sabes si te vas a quedar con la compañía en el ensayo?
Jorge: No sé si deba o tenga que hacerlo pero quiero quedarme, voy a hablar con Emio para que me lo permita. Yo no conozco Guanajuato, creo que Miguel puede ayudarte mejor que yo.
Emio no aparece por ninguna parte y llegan unas camionetas al hotel. Busco a Miguel para que me explique cómo funciona todo esto del transporte y no lo encuentro. Salgo a preguntar a los choferes si vienen por nosotros. Me dicen que sí y le aviso a los bailarines que su transporte ya llegó. Uno de los choferes, el de la camioneta negra, se baja y abre la puerta del copiloto y la de los pasajeros, el otro chofer, el de la camioneta blanca, se queda en su lugar. Los bailarines se dirigen a la camioneta abierta y Miguel desde lo lejos grita, molesto, que las dos camionetas son para nosotros.
Abro la puerta de la segunda camioneta, la del chofer que no se bajó, saludo y no recibo respuesta. La mitad de los bailarines se suben en la camioneta negra, la otra mitad en la camioneta blanca.
Me subo en la camioneta blanca, Miguel aparece en la ventana asustado, angustiado y molesto, intenta decir algo, no lo logra y se sube corriendo a la camioneta negra.

1630 hs.
Auditorio del Estado.

Ensayo de la compañía. Carlos Clavería, Miguel y yo revisamos que la compañía reciba 24 botellas de agua, que el espacio esté limpio e iluminado. Carlos, Floriaan y Miguel Ángel se despiden, deben arreglar el paquete a enviar a Holanda, el cambio de monedas y conseguir un celular para Carlos Clavería. Hablo con Emio para presenciar el ensayo. Me da permiso.

1636 hs.
Auditorio del Estado.

Miguel entra agitado al salón de ensayos y me pide prestado mi celular para llevárselo consigo, confiesa haber olvidado el suyo en la camioneta negra. Le pido que salgamos del lugar, no podemos hacer tanto ruido. Le explico que no puedo dejarle mi celular pues yo lo necesito para estar comunicado. Hablamos al teléfono de los transportes. Miguel reporta su celular con la angustia de una madre reportando una hija perdida en el parque, en su alteración confunde el color de la camioneta, el nombre del chofer y el lugar al que nos llevaron. Sale. Regresa, me dice que necesitará más el teléfono de lo que yo lo voy a necesitar se topa con uno más de mis silencios y se va.
El ensayo es una experiencia maravillosa. Escribir sobre él podría llevarme páginas enteras y en este punto nos queda claro mi facilidad para extenderme, así que cuando digo que podría ponerse extenso lo mejor es omitirlo o dejarlo para otra ocasión.

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