Tuesday, March 03, 2009

Cartas de Ariel a Emilio


3 al 7
1800 – 2100 hs.
30 de diciembre de 2007
Emilio
No encontré otra hoja y tuve que usar esta que tiene apuntadas unas cosas, no le hagas mucho caso. Ya es bien tarde y no he terminado de arreglar el cuadro de Marco. Queremos darle una sorpresa porque está muy enojado con nosotros y ayer tenía una cruda espantosa como para hacer esto. Nayelli me… es que no sabes lo que pasó. Después de que vino Nayelli a la casa, el viernes, estuvimos hablando de Marco y llegamos a la conclusión de que le daba pena aceptar ciertas cosas y pensamos que no debería ser así porque somos sus amigos. Fuimos a su casa para llevarle algo de cenar, pero no estaba. Nayelli se sorprendió de que tuviese llaves y que no sabía que yo había vivido ahí hace un tiempo, hasta que las cosas se pusieron feas con ciertas personas que, de todos modos ni vivían ahí pero nada iban a comerse lo que hubiese en el refri y los corrí y me acusaron con Marco y yo dije que Marco me había dicho que hiciera eso, pero dicen que Marco les dijo que no es cierto y que no me hicieran caso porque yo era un neurótico. No es el punto, esa gente de todos modos ya ni se aparece en nuestras vidas. Entramos y acomodamos todo para que fuese una sorpresa. Esperamos y esperamos y no llegaba. Hay que abrir la botella mientras llega. No cómo crees, va a llegar y nos va a encontrar ya bien pedos. Ay entonces ¿qué hacemos? Podemos ver algo en lo que llega. Y nos pusimos a ver qué dvds tenía y había uno sin nombre, nos dio mucha curiosidad y lo pusimos. Ay Ariel nada más es porno y vas a ver. Pues lo quitamos y ya, como si nunca. Bueno, ya ponlo.
Total que apareció un como menú de escenas muy feo. Ay nos dio mucha risa. Una decía Serenata y tenía un sombrero de charro. Otra decía La Misa y una con una botella que decía La Pachanga. Estuvo un rato en el menú y después empezó solita la película. La toma era muy mala, se veía el piso y luego un pasillo largo lleno de cajas de refresco, unas bolsas blancas de basura que estaban llenas y como apenas amarradas, unas flores secas al lado de un bote azul con tapa negra y un perro echado al lado del bote. Alzó la cabeza, hizo como que iba a correr y se acostó de nuevo. Luego llegó un niño se subió encima del perro y empezó a hacerle como caballo y le pegaba, el perro medio chilló y el niño seguía, hasta que le dijeron Aldo no. Hizo puchero y se dejó al perro en paz. Finalmente llegaron a una cocina y los mariachis empezaron a tocar, había una chava en la cocina que se asustó y aventó un trapo y luego se empezó a reír. Le quisimos adelantar y se congeló la imagen. Tuvimos que sacar el disco y volverlo a poner. Pero no quiero volver a ver al niño subirse al perro. Pues ponle en la misa. Pásame el control. Le pusimos play a la escena de la biblia. Se veían dos novios de espaldas, hincados frente al altar. ¿Es Marco? Ay Nayelli, ¿cómo crees? Claro que sí es. Ni modo que se haya casado. A ver adelántale. Pero es que se traba. Y sí, se trabó de nuevo. Cuando pusimos de nuevo el dvd nos fuimos directo a La Pachanga. No sabes qué risa.
Salía el mismo niño que le pegó al perro bailando como si tuviera calambres, como con movimientos muy bruscos o no sé, la canción de Hoja en blanco. Y hacía muy chistoso en la parte de Vuela, vuela, por otros rumbos, ve y sueña y sueña que el mundo es tuyo. Luego lo rodearon unas señoras y empezaron a aplaudir y a decir Aldo, Aldo, Aldo. El niño se puso a llorar y se echó a correr. De la nada cortaron la toma y que va saliendo Marco partiendo el pastel con la novia, la que aventó el trapo en la cocina. Ya se me había olvidado que era la boda de Marco. Ay sí es. Te dije que sí era. Pero, ¿cómo se casó? ¿cuándo? No sé, ni modo de preguntarle. Ay quiero volver a ver la parte de Aldo. No le atrases… te dije que no. Hay que verlo completo. Márcale a ver si te contesta. ¿A Marco? Pues sí. Lo tiene apagado. Marca de nuevo, a lo mejor está en una junta. ¿Junta de qué? ¿en qué trabajo? Bueno, a lo mejor está en… ya márcale. Y en eso escuchamos que alguien iba a abrir la puerta. Ay ¿qué hacemos? La cena, rápido escóndete en la cocina y cuando entre le decimos Sorpresa. ¿Y si trae mariachis? Cállate. Entró y nosotros escondidos aguantándonos la risa como si estuviésemos en la secundaria. Ya los escuché. Sorpresa, te trajimos la cena. Brincamos, todavía riéndonos, él se asomó a la cocina, vio la cena y la botella de tequila y dijo Gracias pero voy a cenar fuera, es la cena de fin de año de la compañía, si quieren se pueden quedar. Y se fue a su cuarto como bailando caminando. Yo le iba a preguntar ¿Te invitaron a la cena? Pero pensé que no era momento. Justo cuando iba pasando frente al cuarto de la tele, que antes era mío, se escuchó Aldo, Aldo, Aldo. ¿Qué estaban viendo? Nada, algo que nos encontramos. Total que se enojó y nos tuvimos que venir a la casa a cenar y a tomarnos la botella nosotros. Ya no le pudimos preguntar ni por la boda ni por el fraude. Se me ocurrió que, para compensar, podría arreglarle el cuadro que se maltrató en la mudanza y dejarlo como nuevo. Yo espero que le guste.
Ariel Suárez

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